Friday, December 9, 2011

Riesgos y Oportunidades: Ficción y Realidad.



“No te embaraces de ilusiones porque parirás desengaños”.
(Saber popular)

Durante los últimos cinco años, un silencioso, pero decidido cambio, ha venido sucediendo en la determinación de las grandes empresas que operan en el Sector de los Hidrocarburos para colocar sus más importantes inversiones. Por siempre, las empresas han centrado sus decisiones de inversión evaluando los riesgos. Inversiones para producir crudo o gas con bajo riesgo técnico-operacional pero con un alto riesgo político o hacer inversiones en países estables pero que demandan grandes inversiones en investigación tecnológica y mejores prácticas operacionales.
Las grandes empresas han invertido, por décadas, en el Medio Oriente, conscientes de su alto riesgo, debidamente aderezado por cuestiones sociales, religiosas y culturales, pintando un cuadro de equilibrio inestable. También convinieron en invertir  en países del continente africano, con altos riesgos políticos, sociales, religiosos y culturales pero, además, aliñados por una altísima carga de corrupción e informalidad que simulan un campo minado por el cual han transitado, día a día.
Todos estos esfuerzos se han hecho, en función de una creciente demanda de energía que parece no saciarse solo con combustibles fósiles y que aboga por energías alternas y una disrupción tecnológica que cambien el rumbo a futuro, pero que todavía no tiene fecha de inicio, motivo por el cual, los combustibles fósiles, primordialmente, el petróleo y el gas continuarán siendo el insumo requerido para mover las economías.
Los precios de los hidrocarburos, también han jugado un papel propulsor, ya que, si bien han propiciado un tímido desarrollo de energías alternas e incentivado las inversiones tecnológicas, también han permitido investigación aplicada a dar soluciones factibles para el acceso a yacimientos profundos de crudo y gas de muy complicada factura operacional.
Estos avances han permitido mejorar técnicas de prospección y evaluación, resolver problemas técnicos en diseños de ingeniería de yacimientos y de producción, generar diferentes enfoques operacionales basados en mejores prácticas y han traído como consecuencia un cambio en la aproximación de las grandes inversiones con relación a los riesgos que deben asumirse.  Para entenderlo mejor, basta poner como ejemplo, una frase pronunciada por un destacado Asesor de Energía de la muy importante y reconocida Universidad de Rice (cuna de grandes profesionales venezolanos de las geociencias): “Una empresa como Exxon Mobil, puede eliminar el riesgo tecnológico, pero no puede eliminar el riesgo de un Vladimir Putin o Hugo Chávez."
En consecuencia, la concentración geográfica de las inversiones ha sufrido un cambio radical. Las grandes transnacionales de energía se han desplazado, cada vez más, hacia la captura de fuentes de suministro en países estables, produciendo un cambio que podría tener profundas implicaciones para la industria, la política global y los consumidores.
Importantes empresas de asesoría financiera mundial, han detectado que las grandes inversiones de las transnacionales, de cara al futuro se han desplazado hacia Australia, aguas profundas del Golfo de México, Canadá, costas de Brasil y reservorios de gas y petróleo no convencional, al norte de los Estados Unidos.
Basta con ahondar en las inversiones y proyecciones futuras de empresas como Shell y Exxon Mobil para entender como tratan de  consolidar su posición en Canadá y Estados Unidos, donde reposa un alto porcentaje de su base de recursos y esperan, gracias a su posicionamiento en  gas de lutita, poder duplicar su producción a mediados de próxima década. Otras empresas como Chevron Corp. han compartido su interés de explorar en el Golfo de México con las aguas profundas al oeste de Australia.
Sin embargo, es obvio que no todo es sencillo en los EE.UU. y Canadá, principalmente, los ambientalistas se oponen de manera decidida al desarrollo de estos hidrocarburos no convencionales. Sin embargo, la empresas apuestan al desarrollo tecnológico para minimizar los riesgos y cumplir con las exigentes normativas ambientales.
A todas estas, en Venezuela, las grandes transnacionales han dejado de invertir. Sin duda que las confiscaciones ocurridas a grandes empresas norteamericanas como ExxonMobil y ConocoPhillips, al igual que a tantas empresas de servicios como Helmerich & Payne (H&P), empresa de taladros y Williams Companies Inc., operadora de plantas de gas, han tenido su repercusión. Además, el clima de inseguridad creciente, en todos los ámbitos, ha precipitado esta decisión. Esos fondos han sido captados en América Latina, por otros actores, Brasil ha sido el gran receptor de los fondos de las grandes transnacionales y Colombia, ha tomado los fondos de las empresas medias.
Pensar que esto puede revertirse con un cambio de gobierno en Venezuela, es válido. Sin embargo, no será automático, el marco legal y fiscal, además de las condiciones de estabilidad política y la seguridad personal  serán factores decisivos que tomaran tiempo en ser revertidos. Entre tanto, las inversiones se están realizando y no podrán ser detenidas, de modo que habrá que ofrecer condiciones de prospectividad y seguridad política, legal, económica y social que compitan, de manera positiva, con otras opciones de inversión. Ese será un reto que debemos asumir.
¿Dónde estamos y para donde vamos?
“En este futuro brillante, no puedes olvidar tu pasado”. Bob Marley.

Tal como hemos mencionado, en notas anteriores, estamos prestando gran atención a las declaraciones, documentos, entrevistas y debates que los precandidatos de la alternativa democrática han venido ofreciendo en medio de la campaña hacia las elecciones primarias. En todo caso, sea cual sea, el candidato, estaremos apoyándolo y aportando lo mejor que tenemos.
Sin embargo, creemos que el discurso de los precandidatos debe estar más relacionado con la realidad nacional y el panorama cierto que nos rodea. Venezuela no está gobernada (¿sería mejor decir desgobernada?) por demócratas. No, no es así, la actitud absolutamente autocrática y militarista de un régimen con una profunda concepción totalitaria del poder lo demuestra inequívocamente. De modo que, aun cuando estamos persuadidos de continuar el camino electoral, no podemos conceder más ventajas de las que ya se conceden ante el uso abusivo de los recursos del Estado para financiar la campana oficialista, el sometimiento de los poderes públicos a los designios del ejecutivo y las irregularidades de todo un proceso electoral que se percibe viciado y tiene un fuerte tufo a fraude. No podemos conceder, ni tan siquiera la pretensión demócrata que en algunas oportunidades los precandidatos, en general, le confieren al régimen.
Por otro lado, Chávez nos deja, un país en crisis, donde resalta el interés manifiesto de cientos de miles de personas, particularmente jóvenes, por el hecho y la circunstancia política. De modo que, centenares de miles de personas política y socialmente activadas por su deseo de organizarse y vincularse a los entes que dictan y ejecutan políticas, están conscientes de lo que sucede y, de seguro, les parecerá poco convincente ese discurso tan “color de rosa” que reciben desde la alternativa democrática. En todo caso, si solo se requiere una mejor gerencia, entonces ¿para qué cambiar al régimen?
Para finalizar, queremos concentrarnos en lo que profesionalmente conocemos y que se relaciona con la energía y, más precisamente, con el Sector de los Hidrocarburos.
Consideramos que debe darse prioridad al tema, ya que, por ahora (¡!!), lo que hagamos con y por este Sector de Hidrocarburos, definirá, la viabilidad del futuro que pintamos. Los precandidatos, han evadido una y otra vez, entrar en detalles sobre lo que harán con la Industria. Una y otra vez han evitado declarar sobre el estado deplorable y caótico de PDVSA y las empresas conexas. Una y otra vez, han esquivado el tema de la reincorporación de los 23 mil trabajadores ilegal e injustamente despedidos de PDVSA. Una y otra vez, han evitado comentar sobre el aumento de la gasolina. Una y otra vez, eluden pronunciarse sobre políticas claras de desestatización de la industria. Una y otra vez, han rehuido el debate sobre este aspecto clave de cualquier nuevo gobierno.
Aun a riesgo de equivocarnos, pensamos que cientos de miles de personas en el país, esperan un discurso de esperanza, pero partiendo de realidades que les permita soñar en una Venezuela distinta, a la de hoy y a la de ayer. Un discurso que también hable de grandes esfuerzos, sacrificios y de tiempo. Un discurso creíble.

No comments:

Post a Comment